domingo, 25 de octubre de 2009

América Latina y el Temor a sus Militares


Estoy seguro que nunca amaré a Dios como lo hace un sacerdote, un cura o una monja, que entregan su vida a la consagración de Jesús, abandonando lazos familiares para dedicarse a difundir la palabra de Dios, sin embargo de la misma manera como hago dicha afirmación, se que nadie amará a la patria, al país, a la bandera, como lo hace un buen militar, quien consagra su vida para defenderla y protegerla. Eso lo saben todas las mujeres que tienen por hijo o compañero a un soldado, y deberían saberlo aquellos que hoy miran a los militares con temor. Estas personas arriesgan la vida o en algunos casos la pierden, no por grandes sueldos, ni siquiera por reconocimiento que en muchos casos nunca llega, solo lo hacen por su amor a la patria, a su nación, si eso es así, ¿por qué temerles?

Con la independencia de los países latinoamericanos, también llegaron los primeros problemas internos, producto de conflictos y disputas sociales, políticas, económicas, etc. No debemos olvidar que la mayoría de la población de estas nuevas naciones eran personas que habían nacido en esos países por cuestiones del azar, la mayoría aspiraba regresar a la tierra de sus ancestros, el amor por su nueva patria era por decir lo menos, poco importante.

No hay país latinoamericano, en el que no se hayan producido disputas por el control de sus nuevos gobiernos, los civiles utilizaron a los militares de la época ya que ellos tenían el poder de las armas, y esto les permitía obtener el respaldo que necesitaban.

Fue en estas circunstancias que los uniformados de la mayoría de los nuevos países, se ven involucrados en la vida política de sus respectivas naciones, así se fueron alternando en sus gobiernos civiles y militares, fue una lucha constante, golpes fomentados por los mismos civiles y en otros casos por los propios militares con visiones diferentes de la política nacional.

La mayoría de nuevas repúblicas americanas, caso Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay, etc, tuvieron en su momento gobiernos dictatoriales, producto de golpes de estado. Podemos decir que fue una manera de gobernar a estas nuevas naciones, si tomamos en cuenta que existen hasta hoy muchas personas en Latinoamérica (cerca de 55% de la población) que apoyarían un gobierno dictatorial, si eso les resolviera sus problemas de índole económico, es una forma de pensar que se origina en la frustración por tantas necesidades insatisfechas. Esta realidad fue descubierta por una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y llenó de consternación a más de un politólogo.

Sin embargo eso ha cambiado, ahora en casi todos los países latinoamericanos, se ve como una utopía el hecho que pueda volverse a esos tiempos, los militares parecen haber entendido que no es época para Golpes de Estado, hoy los militares de la mayoría de los países Latinoamericanos tienen el derecho a voto, y participan activamente en la elección de sus nuevos gobernantes.

Los altos mandos de las Fuerzas Armadas de los diferentes países, actualmente se preocupan por la capacitación de sus hombres, consientes que el militar del futuro debe estar mejor preparado y calificado. Este debe conocer no solo el arte de la guerra, sino también de economía, educación, sociología, geopolítica, el uso de la tecnología, etc. Y esa es la correcta manera de contribuir con la conducción y el desarrollo de sus respectivas naciones.

En las últimas décadas los militares de la mayoría de los países latinoamericanos se han subordinado al sistema democrático como corresponde, y son los gobiernos de turno, los que han elegido a los altos mandos que dirigieron y dirigen sus respectivas Instituciones, acatando el mandato constitucional que dice: el Presidente de la República es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, para los civiles la participación de los militares en la conducción del país es algo que todavía no esta tan claro, existe el temor que llegado el momento, los militares puedan estar tentados de retornar a los antiguos sistemas de gobierno. Hechos como los ocurridos en Honduras, incrementarían las dudas de muchos civiles. Una vez más ven al militar amenazante, como un enemigo abusivo y agresor que quiere imponerse por la fuerza.

Debemos mencionar que durante algunas dictaduras, se reprimió a los opositores con bastante fuerza, en algunos casos con deportaciones, desapariciones forzadas, asesinatos, raptos, etc. Todo esto contribuyó para incrementar el resentimiento de la población civil hacia sus militares.

Hoy existen muchos civiles, que piensan que no todos sus militares son buenos y nosotros lo reconocemos, pero al mismo tiempo sostenemos que no todos los militares son malos, y eso es más cierto aún. En este momento, mientras leen este artículo, hay en sus Cuarteles, Bases y Puertos ubicados en los rincones más apartados del país, uniformados cuidando y velando por la seguridad de la patria, en lugares totalmente abandonados por su lejanía, con todas las carencias y sacrificio que eso conlleva, tanto para el militar como para sus propias familias.

Y no es menos cierto que durante mucho tiempo, los uniformados de estos países, también tuvieron que librar una guerra interna, contra grupos de hombres radicales y extremistas, dispuestos a imponer sus ideas por la fuerza. Una vez más la sociedad llamó a sus militares, y les pidió proteger a la nación, a la patria. Fue durante esta lucha, que pudo tal vez cometerse algunos excesos, pero no debemos olvidar las circunstancias en que pudieron producirse.

Cuando un grupo de soldados sale a patrullar, por varias semanas, con pocos pertrechos, en una geografía hostil, con elementos terroristas esperando un descuido para atacarlos; Cuando la tensión, el cansancio, la mala alimentación, la falta de agua, el frio, la lluvia, entorpecen la correcta toma de decisiones; Cuando el desgaste psicológico y la falta de sueño no te permite realizar un adecuado análisis de la situación; Cuando se ha visto al compañero herido, torturado, descuartizado, dinamitado, mutilado; Cuando al aterrizar un helicóptero en misión humanitaria para sacar un herido es atacado, cuando vez a tu ingeniero de vuelo herido, con el brazo destrozado por una bala de gran calibre, cuando observas como una bala le perfora la cabeza algún piloto.

Todas estas consideraciones deberían analizarse, antes de sacar un juicio de valor, y afirmar que los militares de un país, atentaron o atentan constantemente contra los derechos humanos, recuerden: ¨Nunca nadie amará a la Patria, como la ama un buen militar, él cual está dispuesto a entregar la vida por su país, y eso es algo que nunca deberíamos olvidar¨.